Un caballete para pintar

por | Ene 4, 2022 | blog | 0 Comentarios

Tener un caballete es una gran ventaja cuando deseamos dedicarnos  o iniciamos algún curso de dibujo o de pintura. Básicamente porque te brinda comodidad y confort para poder desarrollar tu creatividad.

Es una de las herramientas más usadas como soporte del lienzo o el material sobre el que vas a trabajar. Con la tecnología y la innovación, hoy día lo podemos encontrar con muchas funcionalidades y accesorios adicionales. Lo mejor de todo es que se ajusta a tu espacio y a las necesidades.

Tipos de caballete

Sabemos bien que aunque todos deseamos tener un estudio como el de Monet, no siempre contamos con el espacio suficiente y óptimo para dedicarnos a la pintura. Por suerte y justamente por ese motivo, podemos encontrar distintos tipos de caballetes en el mercado, los hay portátiles y los hay de estudio.

Es el caballete clásico, muy bien trabajado, con mayor estabilidad y materiales más firmes y duraderos. Es el que se ha utilizado en la mayoria de los estudios de los grandes artistas de la pintura.

Hay algunos para principiantes y otros para profesionales que suelen ser más costosos porque tienen que ver con el material y los accesorios que amplían sus funciones.

Caballetes de estudio

Un aspecto importante es que debemos revisar que cuente con una altura útil favorable y versátil. Este es el tamaño máximo del bastidor que se puede utilizar en ese caballete. Y se convierte en el foco y centro de tu análisis para la inversión.  También la inclinación, porque hay algunos que se limitan a una inclinación máxima de ángulo recto que no es tan favorable cuando eres profesional o cuando experimentas con las consistencias de la pintura.

Esta característica es muy importante, pues no se suele pintar en una posición completamente vertical. Muchos artistas trabajan con empastes y con pinturas líquidas que requieren que el cuadro esté ligeramente inclinado, para poder controlar la pintura.

Por ejemplo, en la acuarela la inclinación conviene que sea entre horizontal o con una leve inclinación, mientras que el polvo de pastel precisa obligatoriamente una inclinación hacia adelante para evitar manchar la obra.

Como los caballetes de estudio son grandes y pesados, tienes que estar pendiente de que tenga buenas ruedas y un sistema de frenos que te ayude a manejar la estabilidad y el traslado. También la altura de tu estudio es clave al momento de comprar. Porque en ocasiones la bandeja y la guia vienen en una misma pieza. Este sistema se convierte en un verdadero problema logístico cuando estamos en lugares con menos de 2,25cm de altura.

Ten en cuenta que si estás comprando un caballete de estudio es porque piensas seriamente dedicarte a la pintura. Así que debe ser una madera muy bien curada, resistente  y con un acabado muy amable, liso, seco y  redondeado. Asegurate de que soporte el peso de los bastidores que vas a usar.

En cuanto al ajuste y el anclaje, la Manivela es la reina. Recomendada por su sencillez y durabilidad. Sin embargo, no es un sistema económico, y solo se emplea en los caballetes de estudio profesionales, de gama alta.

Por esto, se suelen recomendar los de cremallera metálica y trinquete. Porque son una buena solución y evita problemas. A diferencia de los que usan el tornillo sin fin con cable de acero.

El trinquete permite colocar, a la altura que nos venga bien, la bandeja con el lienzo, y la cremallera metálica evita que se estropee la madera y  que el caballete dure mucho más tiempo.

Otra opción para los pesados y grandes formatos son los sistemas eléctricos y de mando a distancia. La desventaja es que evidentemente son sumamente costosos.

Sistemas eléctricos y mando a distancia: Esta es una muy buena opción para aquellas personas que trabajan con formatos grandes, que tienen problemas de espalda o, simplemente, no quieren cargar con bastidores pesados.

Caballetes  de  campaña 

Son los caballetes portátiles o transportables y que, por ejemplo, nosotros usamos en los cursos de paisaje. Que ocupan poco espacio porque pueden recogerse cuando no se utilizan. La ventaja es el precio, la capacidad de movilización y la versatilidad para trabajar con cualquier técnica. la desventaja es que suelen ser también menos estables.

Los más famosos son lo de trípode con patas extensibles y una barra regulable que sustenta el lienzo. Un dato importante es que debe ser ligero pero no tan ligero. Porque suelen perder estabilidad con el viento y se estropean con facilidad. Además limitan la posibilidad de soportar bastidores más pesados.

Otra buena opción son las cajas. Que permiten llevar todo lo necesario en un espacio realmente reducido. Suelen emplearse para pintar al óleo o al acrílico más que para acuarela o pastel por el tema de la inclinación.

Antes de elegir, debemos sopesar que el espacio interior de estos artilugios es limitado y, por lo tanto, no nos va a permitir llevar tubos de 200 ml o grandes latas.  y el peso final será al rededor de unos 10kg entre los materiales y la caja.

De este sistema el punto débil son los mecanismos para abrir y cerrar la caja. También la bandeja interior. Asegúrate de que sea regulable y preferiblemente forrada de metal.

Hoy dia es un punto a favor que existen cajas que pueden reducir su peso porque son elaboradas en polímeros muy resistentes, estables y livianos.

Un clásico de lo portátil son las cajas pochades. Estas cajas, cerradas, parecen un maletín un poco más alto de lo normal, pero una vez abiertas, se convierten en una pequeña caja-caballete, concebida para pintar en obras de pequeño formato.

Pueden usarse como caballetes de sobremesa o acoplarse a un trípode fotográfico universal. La caja alberga, en su interior, el espacio mínimo requerido para tener un pequeño estudio portátil, pero debemos resaltar que está diseñada para pintar en hojas de papel sueltas, blocs o tablillas enteladas, más que en bastidores de madera.

Alejandro Alcázar de Velasco, formado en artes plásticas y docencia, empezó enseñando en la escuela Taller de Nuevos Pintores y más tarde en la Escuela de Artes Decorativas de Madrid.

Fundó Arte y Desarrollo y El Taller de La Salamandra, impulsando la formación y el avance de nuevos artistas. Combina su labor educativa con proyectos que democratizan el acceso al arte contemporáneo.